jueves, 27 de septiembre de 2012

LA IMPORTANCIA DE TENER LAS MISMAS FINALIDADES EN LA FAMILIA.



Finalidad: fin*, objeto, motivo, objetivo, meta, intención, propósito, designio.

Es llevar el mismo rumbo, los mismos objetivos con la familia. Quien no tiene una finalidad no llegará a ningún lado, somos los padres los que tenemos que tener bien claro hacia donde queremos llegar, y llevar a nuestros hijos hacia esa misma meta.

No hacerlo es ir rumbo al fracaso, el profeta Amós hace una pregunta al respecto de la falta de acuerdos: Amós 3:3 ¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?  Resulta obvio que se puede caminar o vivir con alguien con quien no estamos de acuerdo. Para esto es necesario mantener una buena relación en la familia; de esto se trata el tema, de caminar con los mismos propósitos. 
Jesucristo advirtió el peligro de estar divididos: Mateo 12:25 Sabiendo Jesús los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá.
El tener las mismas finalidades dentro de la familia no es un mero invento, es un imperativo bíblico: Filipenses 2:2 completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa.

EN LA DISCIPLINA DE LOS HIJOS.
Dios mismo ha establecido la disciplina, y está claramente definida en la Biblia, la Palabra de Dios, están trazados los límites y la forma de aplicarla.  
1.-En relación a los hijos. Dios manda a los hijos soportar, y recibir la disciplina.  Proverbios 22:15 La necedad está ligada en el corazón del muchacho; Mas la vara de la corrección la alejará de él. El uso de la vara es un medio para disciplinar. La experiencia nos enseña que hay varias formas de disciplinar a nuestros hijos. Desde no salir a jugar,  hasta no usar el internet, el teléfono, etc. Según la gravedad del caso y la edad. Se exhorta a los hijos a obedecer a los padres  para tener que recibir el castigo por la desobediencia. Colosenses 3:20 Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor.
2.- En relación a los padres. A los padres Dios les ha dado la responsabilidad de ejercerla con amonestación del Señor, y no usando malas palabras, o como medio de descargar nuestra ira por problemas familiares, de trabajo, o económicos,  Efesios 6:4 Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.  Colosenses 3:21 Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten. Tanto más temprano lo hagan será mejor; “El cincuenta por ciento del desarrollo del carácter y de la personalidad de un niño se adquiere hasta los tres años de edad, y el setenta y cinco por ciento cuando alcanza los cinco años de edad.” Afirmo un profesor de educación cristiana.
 Otro conferencista dijo: “mostradme a un niño testarudo, rebelde y desobediente de cinco años de edad, y os mostraré, de aquí a diez años, un testarudo y rebelde adolescente. El momento óptimo para controlar a los adolescentes, es antes de que vayan a la escuela primaria” Dios no se equivocó cuando dice: Proverbios 13:24 El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; Mas el que lo ama, desde temprano lo corrige.

Por cierto son los padres los que fijan los  límites y establecen reglas que van a aplicar en la disciplina de sus hijos, basados en la Palabra de Dios. Para esto deben acordar las formas unificando criterios. Es de por si muy difícil tener disciplinados a los hijos, cuanto más cuando no hay un acuerdo. El hijo solicita un permiso a la mamá, ella lo niega; el hijo no conforme, ahora va con el papá, y él da el permiso, el hijo se ha salido con la suya. La siguiente vez que el hijo quiera conseguir algo ya sabe con quien dirigirse.

Para esto es la comunicación, es un gran error cuando alguno de los dos, el padre o la madre están corrigiendo, o han impuesto un castigo, y que el otro interfiera, o defienda a los hijos aún a sabiendas que el hijo cometió una falta. Si se está corrigiendo mal según su criterio solo se debe hacer ver al cónyuge su error cuando estén a solas. Y si el niño viene con el papá llorando por haber sido corregido por la mamá, el padre debe reafirmar la autoridad que también tiene la madre, y hacer ver que actuó mal.

EN LOS HABITOS DIARIOS.
Horarios de comida, de dormir, de ir a la escuela, ver la televisión. La mamá le dice a su hija que está viendo la televisión muy noche: te dije que te durmieras temprano, ella contesta papá ya me dio permiso.
En la forma de vestir, tienen que estar de acuerdo cual es la forma más correcta de vestir, o de cierto peinado, la higiene, etc.
Ambos deben establecer la hora de llegada cuando un joven, pide permiso para salir.

EN LOS PROYECTOS DE FAMILIA.
La adquisición de un mueble, un auto. Cuando el hombre decide solo sin consultar a su esposa y algo sale mal, ella se lo va estar recordando siempre, o viceversa. Si ella no lo consulta, tendrá problemas. En cambio cuando hay un acuerdo, el triunfo es de los dos, y si algo sale mal ambos buscarán la forma de dar una solución junta.  
Existen casos cuando los hijos ya aportan para los gastos del hogar, que juntos han construido una casa o comprando un terreno y esto porque se han fijado una meta juntos. Filipenses 2:2 completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. Para ejemplo está la familia de Noé: Génesis 7:13 En este mismo día entraron Noé, y Sem, Cam y Jafet hijos de Noé, la mujer de Noé, y las tres mujeres de sus hijos, con él en el arca;  Estas ocho personas tuvieron una misma finalidad, construir el arca durante 120 años  y de está manera obedecer a  Dios y escapar del diluvio.


EN LO ESPIRITUAL.
Esta es la parte más importante de nuestro estudio, y por lo tanto el fundamento de nuestra vida y enseñanza. ¿Por qué no hay la misma finalidad en lo espiritual por parte de los hijos? Entre otras cosas por el mal ejemplo de los padres. O bien por el descuido, y la falta de comunicación. 
Otra razón es la siguiente:

“LOS HIJOS NO RESPONDERAN A NUESTROS OBJETIVOS CUANDO SON RECHAZADOS”

Esto es una gran verdad; cuando damos amor a nuestros hijos ellos responderán de una manera natural a seguir los mismos objetivos que los nuestros. Para ser un buen padre no se necesita ser graduado de una universidad, ni ser rico, si no tener madurez, y sobre todo mucho amor.

El último versículo del A.T. dice: Malaquías 4:6 El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición. Y es un texto preciosísimo, cuando dice que hará volver el corazón de los padres hacia los hijos quiere decir que los padres pondrían todo su corazón, su amor, atención y cuidado, en sus hijos. No basta con darles lo material, hay que darles todo el poco tiempo que tenemos para ellos; hay que invertir todo en ellos.
 Leí el caso de un papá al cual su hija lo recibió con un abrazó y un beso, y él la rechazó quitando las manos y evadiéndola, indudablemente ella comenzó a tener un resentimiento contra su padre.
Un niño que era el tercero de 4 hijos que eran mojaba la cama, su padre que era cristiano lo llevó con un especialista, y le dijeron que el niño tenía problemas de inferioridad, aunado a esto sentía que sus padres no lo querían como a los demás, en especial como al menor de todos. Le aconsejaron al papá que lo llevará él todas los noches al baño, así comenzó a hacerlo además lo llevaba siempre a la cama, y oraba por él y le decía que le amaba, pocas semanas después el niño fue sanado, y sus calificaciones mejoraron. Esto es poner el corazón en los hijos, ponerles cuidado, dedicarles tiempo, y darles cariño. C

Cuando pues damos a la familia todo el cariño y el amor que se refiere entonces podemos hablarles del amor de Dios y de Jesucristo, entonces estarán listos para oír acerca de la salvación y lo harán con gusto. La familia de Josué es un gran ejemplo de una familia cuya finalidad era obedecer a Dios. Josué 24:15 Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová. A diferencia de los demás que dudaban acerca de su fe y sus convicciones espirituales, la familia de Josué, ya tenía un rumbo, y una meta clara y segura. “SERVIR A JEHOVÁ…”

Es muy triste seguir por rumbos diferentes, porque también son metas y destinos eternos diferentes. Unos van a la gloria y otros a condenación eterna.
Por otro lado para poder servir a Dios en familia, en familia hay que buscarlo, luego entonces debemos orar juntos, tener un momento de estudio de la Biblia juntos, y asistir a la casa de Dios con regularidad, como uno solo.

Conclusión: Estos son solo algunos puntos en los que tenemos que tener la misma finalidad, pero faltan muchos más; una cosa es cierta, que si practicamos la comunicación, primero entre esposos, y segundo añadimos a los hijos, será un hogar más dichoso con la bendición de Dios. Procurémoslo mucho como dice en Filipenses 2:2 completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa.
Y sobre todo tener nuestra familia cimentada en Cristo, como una Roca sólida y segura. 
 

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