LECTURA BÍBLICA: LUCAS 9:1-6
TEXTO PARA MEMORIZAR: “Y Jesús se
acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la
tierra.” Mateo 28:18.
Autoridad 1. Poder que gobierna o ejerce el mando,
de hecho o derecho. 2. Potestad,
facultad, legitimidad. 3. Prestigio
y crédito que se reconoce a una persona o institución por su legitimidad por su
calidad y competencia en alguna materia. El Señor Jesucristo se caracterizó por
tener un ministerio lleno de autoridad, Él tenía la autoridad de Dios mismo.
I.- LA AUTORIDAD DE CRISTO
Cuando Jesús
enseñaba lo hacía con autoridad, los hombres así lo reconocieron (Mt. 7:28,
29). No solo los hombres reconocían la autoridad de Cristo, también los mismos
demonios la reconocieron y se sujetaban a la Palabra del Señor (Mr. 1:23, 27). Podemos
leer en la Palabra de Dios las
innumerables sanidades que realizó nuestro bendito Salvador. Los enemigos de
Cristo se preguntaban de donde tenía él esa autoridad, ellos nunca la negaron
solo se preguntaban de donde la tenía (Mt. 21:23; Mr. 11:28). Jesús afirmó que
está autoridad la recibió del Padre (Jn. 5:26,27).
II.- LA AUTORIDAD DE CRISTO DADA A
LOS CREYENTES
Nuestro
Señor Jesucristo dio está misma potestad a los apóstoles (Mt. 10:1). Después
comisionó a otros setenta a quienes les dio la autoridad de sanar enfermos, y
echar fuera demonios (Lc. 10:1, 9). Pero también antes de ascender al cielo el
Señor dio esa autoridad a todo creyente (Mr. 16:17, 18).
Los
apóstoles y la iglesia del primer siglo entendieron lo que Cristo les había
dejado, y echaron mano de ella (Mr. 16:20). Debemos tener bien claro que los
creyentes no poseemos autoridad por nosotros mismos, es en su Nombre que se
operan los milagros y las maravillas del Señor. ¿Para qué nos sirve la
autoridad que Cristo nos dio?
1.-
Autoridad para echar fuera demonios. Tenemos ejemplos en la Biblia de personas
que sin tener autoridad quisieron echar fuera un demonio y fue inútil (Hch. 19:
13-17). El cristiano siempre debe estar preparado para enfrentar al enemigo y
reprenderlo con autoridad (Lc. 10:19)
2.-
Autoridad para sanar enfermos (Mt. 10:8). Si todos usáramos ese poder que Cristo nos ha dado, nuestras iglesias
tendrían un gran crecimiento, ya que a veces se piensa que solo los pastores
pueden orar por los enfermos; tenemos que creer en las promesas del Señor y
usarlas (Hch. 5:15, 16).
3.-
Autoridad para hablar la Palabra de Dios (Tit. 2:15). En lo se refiere a la
predicación de la Palabra a las almas nuevas todos debemos predicar el evangelio,
y debemos hacerlo con autoridad. Cuando hablamos de la Palabra de Dios, o
predicamos la sana doctrina debemos hacerlo sin titubeos, recordemos que el
evangelio es Poder de Dios (Ro. 1:16), y que el Reino de Dios está fundado en
poder (1 Co. 4:20).
4.- Autoridad
para exhortar y reprender (Tit. 2:15) Dios ha dado una autoridad especial a
cada pastor para predicar y gobernar en la iglesia. Sin embargo notemos que tal
y como ocurrió con Tito, suele ocurrir hoy, que algunos menosprecian esa
autoridad. Hermanos que nadie menosprecie la autoridad que Dios le ha dado a
los pastores, no menospreciemos a nuestro pastor, no rechacemos la autoridad que
Dios estableció (Jud. 1:8). Hay quienes no les gusta que se les corrija, esto
no es nuevo, no siempre que predicó Jesús gustó a toda la gente, hubo quienes
se sintieron ofendidos por la predicación (Mt. 15:12; Jn. 6:60-62), pero la
Palabra es de Dios, y si nuestro pastor nos corrige conforme a la Biblia vamos
a obedecer.
III.- ¿CÓMO PODEMOS RECIBIR MÁS LA
AUTORIDAD DE CRISTO?
Por medio de
la oración y la búsqueda constante de la presencia de Dios. No podemos tener la
autoridad de Cristo sin Cristo. Él es la fuente de todo poder (Mt. 28:18). A
través del Espíritu Santo (Hch.1:8; 10:38). También usando las Sagradas Escrituras
para predicar, usar la Biblia en la predicación nos da autoridad (Is. 8:20).
Teniendo un testimonio conforme a la Palabra de Dios, ya que si no ponemos por
obra lo que sabemos y enseñamos la gente no recibe el mensaje, en cambio;
cuando damos ejemplo, las personas reciben el mensaje porque ven que nosotros
lo hacemos.
Hay en el
mundo gente que necesita ser libre del pecado y de los vicios, tenemos la
autoridad que Cristo nos dejó para predicar su evangelio, hay enfermos que
necesitan ser sanados, Dios ya nos mandó a orar por ellos en el nombre de
Jesús. Hagámoslo, usemos la autoridad de Jesucristo.
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