¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado.
1 Corintios 9:24-27
Los corintios estaban muy familiarizados con los juegos olímpicos, ya que ellos tenían el deporte como parte de su cultura, y como disciplina, tanto militar, como en la vida diaria. Pablo compara la vida cristiana como una carrera, que es de obstáculos, y de resistencia.
La meta del Cristiano es estar con Cristo.
"Corred de tal manera que lo obtengáis"
Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
Filipenses 3:13-14
Para poder correr es necesario olvidar el pasado, los rencores, la vida pecaminosa, los problemas; hay quienes están atrapados en su pasado y eso no los deja avanzar. Hay que mirar hacia delante, teniendo la mirada en Cristo. El supremo llamamiento es la vida cristiana, él nos ha llamado para heredar la vida eterna, y para servirle.
Hay que abstenernos de muchas cosas.
"Todo aquel que lucha de todo se abstiene"
Absteneos de toda especie de mal.
1 Tesalonicenses 5:22
que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien.
Hechos 15:29
Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma,
1 Pedro 2:11
Del pecado, de las cosas del mundo, vicios, bailes, etc.
Recibiremos una corona incorruptible.
Las coronas que daban a los ganadores estaban hechas de ramas de olivo, cortado previamente con un cuchillo de oro de manos de un niño de 12 años cuyos padres aún vivieran. Los campeones eran proclamados héroes en sus ciudades. Todo lo anterior era una gloria perecedera. Pero la corona que Dios nos dará es incorruptible, eterna.
Y también el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente.
2 Timoteo 2:5
Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.
2 Timoteo 4:8
He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona.
Apocalipsis 3:11
Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria.
1 Pedro 5:4
Golpear el cuerpo y ponerlo en servidumbre.
Lo golpeaba con ayunos, con trabajo, con desvelos, con preocupaciones.
en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez; y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias.
2 Corintios 11:27-28
Pablo tenía dominio propio. Él controlaba su cuerpo, y no su cuerpo a él. Así también nosotros debemos dejar que sea el Espíritu Santo quien nos controle.
Muchos han sido eliminados de la carrera, o simplemente se han desanimado, por los obstáculos. Nosotros debemos seguir corriendo, avanzando, luchando, ya queda menos que al principio. Hay que tener puesta la mirada en Cristo, y no en los hombres.
Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
Hebreos 12:1-2
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